Hola, me llamo Concepción y os voy a contar un cuento que ocurrió hace muchos, muchos años, en un lejano lugar, donde las chicas eran las que se iban a trabajar y los chicos se quedaban en las casas, a cuidar a los hijos y limpiar las habitaciones. Un día, cuando nadie se lo esperaba, a la hija mayor del rey, se le ocurrió que podía quedarse ella en el palacio con sus hermanos pequeños a jugar, ya que trabajar, lo que se dice trabajar, no le gustaba, porque se cansaba mucho. Pero un día, su padre, el viejo rey, la hizo llamar a sus aposentos, la mandó a por unas cuantas setas, para que las prepararan en la cocina y estuvieran listas para la cena. Como era tan holgazana esa tarea se la ordenó a su primo, y como los hombres del reino no solían hacer esta clase de trabajo, no quiso acceder al ruego de su prima la princesa. La princesa muy enfadada, corrió por los jardines de palacio, hasta que se encontró con un muchacho que estaba cazando pajaritos, este al verla tan guapa se enamoró de la princesa, y le preguntó:
- ¿Cómo te llamas? Y la princesa contestó:
- Me llamo Helena, y soy la dueña de estas tierras, y si no te vas de aquí, se lo diré a mi padre el rey, para que mande cortate la cabeza.
-¡Oh! No, por favor princesa Helena, yo no estoy haciendo nada malo en tu jardín, me iré si tu quieres, pero no se lo digas al verdugo.
-Entonces, recogeme una cesta llena de setas, y le dices a tu mamá que me las haga en una olla, y esta tarde cuando estén, me las traéis aquí mismo, yo estaré para recogerlas.
El pobre muchacho, asustado obedeció a la princesa, pensó que si le hacia caso, ella lo invitaría a pasar una tarde juntos, paseando en los jardines reales.
Pero por la tarde, cuando le entregó las setas, las cogió y se marchó insultándolo por lo tonto e ignorante que era, entonces, él se alejó condolido, pensando que nunca más ella quería hablar con él. La verdad, que la princesa era un poco cruel de más.
Cuando la princesa, se sentó a la mesa para cenar y su padre vio las setas se extrañó muchísimo, y le preguntó a su hija: - Sé, que tu, no las has cogido, y tan poco las has cocinado, así, que ya me estas diciendo ¿cómo las has conseguido?. En esto que la princesa se echó a llorar, le contó a su padre todo lo sucedido, y lo del nuevo chico que había conocido. El padre la castigó a que lo buscara eternamente hasta que diera con aquel joven, para pedirle perdón y ofrecerle su mano como recompensa. La princesa, como el joven no le agradaba no hizo por buscarlo, y cuando cumplió su mayoría de edad. ¿Sabéis lo que ocurrió?...
La princesa y su familia asistió a una fiesta como invitados en otro reino, su gran sorpresa fue el conocer al príncipe de aquel reino. La princesa Helena se enamoró del guapísimo heredero de aquel trono, pero era un amor imposible de consumar, ya que el padre de la princesa lo impidió, ella tenía la mano prometida al joven de las setas. Ahora, la princesa no podía encontrarlo, aunque lo había empezado a buscar desmesuradamente.
Un gran día, la princesa deprimida porque era su 19 cumpleaños y todavía no conocía al que debía de ser el padre de sus hijos, en su fiesta, se salió al jardín, y un duendecillo le dijo que fuera a buscar setas y allí encontraría al desconocido, que durante años ella había ignorado, y ahora lo estaba buscando. Así, la princesa Helena salió aquella noche al bosque sola, se encontró con un apuesto muchacho, con vestimenta de leñador, y al acercarse a él, sintió una gran sacudida en su corazón y pensó - ¿será él mi futuro marido?.
El joven le preguntó:
- ¿Eres la princesa Helena?. Ella sorprendida, de que la conociera y se acordara de su nombre, le preguntó.
-¿Te quieres casar con migo?.
A lo que él contestó...
NOTA.- El niño es el que tiene que imaginar el final del cuento.
Sugerencia del final , (de Conchi Gallego Angora):
-¡Sí!
Cuando se acercaron y se dieron un beso de amor verdadero, él se convirtió en el más guapo de los príncipes, había estado encantado y secuestrado por un mago muy malvado.
Ella, se dio cuenta que era el príncipe de sus sueños y el cual había conocido en su infancia. pero ella lo trato mal y ahora con el beso, volvió a ser el apuesto y guapo heredero de un rico y muy lejano reino.
Colorín, coloron, el cuento se acabó.
Fdo.- Angora
- ¿Cómo te llamas? Y la princesa contestó:
- Me llamo Helena, y soy la dueña de estas tierras, y si no te vas de aquí, se lo diré a mi padre el rey, para que mande cortate la cabeza.
-¡Oh! No, por favor princesa Helena, yo no estoy haciendo nada malo en tu jardín, me iré si tu quieres, pero no se lo digas al verdugo.
-Entonces, recogeme una cesta llena de setas, y le dices a tu mamá que me las haga en una olla, y esta tarde cuando estén, me las traéis aquí mismo, yo estaré para recogerlas.
El pobre muchacho, asustado obedeció a la princesa, pensó que si le hacia caso, ella lo invitaría a pasar una tarde juntos, paseando en los jardines reales.
Pero por la tarde, cuando le entregó las setas, las cogió y se marchó insultándolo por lo tonto e ignorante que era, entonces, él se alejó condolido, pensando que nunca más ella quería hablar con él. La verdad, que la princesa era un poco cruel de más.
Cuando la princesa, se sentó a la mesa para cenar y su padre vio las setas se extrañó muchísimo, y le preguntó a su hija: - Sé, que tu, no las has cogido, y tan poco las has cocinado, así, que ya me estas diciendo ¿cómo las has conseguido?. En esto que la princesa se echó a llorar, le contó a su padre todo lo sucedido, y lo del nuevo chico que había conocido. El padre la castigó a que lo buscara eternamente hasta que diera con aquel joven, para pedirle perdón y ofrecerle su mano como recompensa. La princesa, como el joven no le agradaba no hizo por buscarlo, y cuando cumplió su mayoría de edad. ¿Sabéis lo que ocurrió?...
La princesa y su familia asistió a una fiesta como invitados en otro reino, su gran sorpresa fue el conocer al príncipe de aquel reino. La princesa Helena se enamoró del guapísimo heredero de aquel trono, pero era un amor imposible de consumar, ya que el padre de la princesa lo impidió, ella tenía la mano prometida al joven de las setas. Ahora, la princesa no podía encontrarlo, aunque lo había empezado a buscar desmesuradamente.
Un gran día, la princesa deprimida porque era su 19 cumpleaños y todavía no conocía al que debía de ser el padre de sus hijos, en su fiesta, se salió al jardín, y un duendecillo le dijo que fuera a buscar setas y allí encontraría al desconocido, que durante años ella había ignorado, y ahora lo estaba buscando. Así, la princesa Helena salió aquella noche al bosque sola, se encontró con un apuesto muchacho, con vestimenta de leñador, y al acercarse a él, sintió una gran sacudida en su corazón y pensó - ¿será él mi futuro marido?.
El joven le preguntó:
- ¿Eres la princesa Helena?. Ella sorprendida, de que la conociera y se acordara de su nombre, le preguntó.
-¿Te quieres casar con migo?.
A lo que él contestó...
NOTA.- El niño es el que tiene que imaginar el final del cuento.
Sugerencia del final , (de Conchi Gallego Angora):
-¡Sí!
Cuando se acercaron y se dieron un beso de amor verdadero, él se convirtió en el más guapo de los príncipes, había estado encantado y secuestrado por un mago muy malvado.
Ella, se dio cuenta que era el príncipe de sus sueños y el cual había conocido en su infancia. pero ella lo trato mal y ahora con el beso, volvió a ser el apuesto y guapo heredero de un rico y muy lejano reino.
Colorín, coloron, el cuento se acabó.
Fdo.- Angora
Este cuento, forma parte de los que escribí, para mis alumnos, un verano dando clases. En esta época yo era estudiante de CC. de la Educación.
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