En una pequeña villa de la mancha, con callejuelas estrechas y muy empinadas, ya que está anclada en un cerro coronado por diez molinos de viento, tan blancos como las fachadas encaladas de las casas del barrio. En este mismo barrio hay una calle llamada Sansón Carrasco, es demasiado estrecha con sus zócalos pintados de añil, que reflejan un cielo del mismo color sobre sus gigantes, ya los bautizó así un gran hidalgo. En esta calle sin salida, para vehículos de ruedas, ya que termina en unas escalinatas con muralla, vive Carmen, es una joven adolescente de pelo corto y color castaño claro, de estatura más bien baja y muy delgada, sus ojos almendrados, no reflejan una total felicidad; pues en este barrio, los habitantes escasean de medios económicos y de los menores el permitirse ir al colegio. Carmen pasa todo el día en la calle, haga frío, llueva, truene, o sea un día de calor. El resto de jóvenes de su edad, suben a la sierra a ver sus molinos y tomar su botellón; como en otras parte...