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MIS TRAUMAS


Hay cosas que nos marcan de por vida, hasta ahora a mi me han ocurrido tres:
La muñeca Nanci.
En mi niñez o pubertad.
Un día me visitó en casa mi tía, con la hija de mi primo, la niña tendría unos siete años. Entro en mi habitación y estuvo jugando  toda la tarde con mis juguetes y muñecas. No me acuerdo de si su abuela le regañó por algo o qué, pero ella se enojó y se encerró en mi cuarto por dentro, cuando llegó el momento de la marcha, la llamamos, ya se le había pasado la rabieta y salió. Cuando entramos a mi habitación, todas las muñecas las había colocado amontonadas debajo de la ventana, en el rincón del suelo. Mi madre me ayudo a ordenarlas como yo las tenía. Al coger la Manci, regalo en mi Primera Comunión, la cual yo estimaba mucho, estaba decapitada.
Vinilo de Thompson Twins.
Durante mi juventud o adolescencia.
Yo por aquella época estaba loca por la música, me gustaba estar a la última en tendencias y no solía tener muchos vinilos, como casi todos por entonces, lo que yo tenía eran cintas de radio-caset, unas compradas y otras grabadas por mi misma, y alguna de amigos, en casa no había tocadiscos. Cuando mi abuelo me regaló el suyo, con unos cuantos vinilos, me entusiasmé con la sorpresa. Entonces pude comprar unos cuantos en algunas ocasiones, por correo y los recibía en mi domicilio, en el pueblo no había tienda de discos ni de música. Una de mis adquisiciones fue un maxi singel de Thompson twins, me encantaban, su música, sus voces, su forma de vestir; eran geniales. Un día, un DJ del pub que solía frecuentar, me lo pidió prestado, y para mi era un orgullo tener ese disco y que alguien me admirara por tenerlo. Acostumbra a escucharlo mucho e ir a casa con amigos para ponerlo. Empecé a echarlo de menos y pedí que me lo devolviera, pero no lo hacía, así que tuve que repetir varias veces en un largo periodo de tiempo la petición, no hacia nada malo, era mío y lo quería ya devuelta. Pasado un año, el día que me lo regreso, el muy cara dura, me lo entrego deformado y ahuevado. Su declaración fue , que lo llevaba en la bandeja de atrás del coche y con el calor, pues le daba el sol, se estropeo. No me compró otro nuevo igual.
El ordenador portatil.
No hace mucho una año y unos meses, casi en la actualidad, en mi edad madura.
Con la edad la rutina de juntarse con los amigos para salir a tomar unas cervezas se va perdiendo. Pero de vez en cuando, aunque no sea tan usual como antes, sigo saliendo e ir al pub que mencionaba en la historia anterior, aún sigue abierto al publico y es del mismo dueño, aunque de personal ha cambiado, tanto los trabajadores como algunos clientes. Uno de esos días en los que fui a tomar algo y charlar con una amiga, eran las dos de la madrugada cuando nos marchábamos, las dos solas, uno de los nuevos clientes habituales, al que ambas ya conocíamos bien, nos pregunta:
-¿Vais para casa?
-Si.
-¿Os pilla de paso, me podéis acercar.?
-Vale. Dije yo, porque era en mi coche en el que íbamos las dos.
Yo me senté al volante, mi amiga en el sitio de al lado, y este chico que os comento, se sentó en los asientos de atrás. Cuando llegamos a su casa se bajo, y no me fijé en él, porque iba ablando con mi amiga. La dejé a ella en su casa también, cuando llegué yo a la mía, y me bajé, antes de cerrar el coche, me dirigí a los asientos de atrás a recoger unas cosas que llevaba.
Me faltaba mi ordenador portátil y el cargador.
Angora.

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