Muñecas abandonadas,
tristes y melancólicas.
Sin niños que juegan con ellas.
Acumulando polvo y suciedad.
No dan miedo, dan pena.
La mano infantil no juega con ellas.
No las acarician, no las peinan.
Atrás quedo en el tiempo,
su momento de gloria.
Ahora están sucias y rotas.
(Angora)
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