Estaba totalmente arrepentido del asesinato de su esposa, aún no se había celebrado el juicio, pero en sus días de prisión preventiva y sin fianza, le había dado muchas vueltas a la cabeza sobre su pecado. Le había quitado la vida a una persona, a su mujer, la madre de su hija, y aún no sabía el por que de sus actos, hubo un tiempo en que la amaba, entonces, por qué de llegar a esto. Por qué no aceptó la petición de ella del divorcio, pero no, él se fue por la vía fácil, la apuñaló a traición, por la espalda, sin que ella pudiera defenderse. Los días pasaban y no tenía la visita de ningún familiar, ni sus hermanos, ni su padre, y lo más extraño su madre tampoco lo visitó, él no comprendía, el por que no lo perdonaban. Había confesado su pecado al juez, pero no había pedido el perdón de Dios. No dormía tranquilo, y tenía pesadillas por las noches, lo visitaban sus fantasmas, y se despertaba temblando entre sudores. No tenía ninguna clase de relación con los demás presos, era u...
© 2040 Conchi Gallego Angora