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EL DESPACHO DE MI ABUELO CRISTOBAL

Me llamo Laura, y tengo 11 años; mi hermano se llama Antonio, como mi padre; mi madre Pilar, como mi hermanita si algún dia nace; mis abuelos se llaman Cristobal y Ascensión, son los padres de mi madre.




Mis abuelos viven en otra localidad distinta a donde vivimos mi familia y yo. Nos vamos allí todos los fines de semana, en las vacaciones del colegio durante el verano y en Navidad.




En la casa, mi abuelo tiene un despacho, que está justo enfrente del salón de estar. Siempre que puedo me cuelo en él, es donde más me gusta pasar mi tiempo. Hay una mesa pequeña en un rincón y sobre ella, una máquina de escribir y un teléfono de color verde; en la pared de enfrente hay un gran armario de madera color caoba con seis puertas; está lleno de archivos, papeles y documentos. Lo suele cerrar con llave, para que no le extraviemos nada, ni se lo descoloquemos, mi abuelo los tiene colocados por fechas; algunas veces se le olvida cerrarlo, yo lo he visto abierto en más de una ocasión. Me encanta ver los papeles del armario, ¡tan bien colocados!, los hay de varios colores, blancos, rosas, amarillos, azules y verdes, mi madre me dice que son pedidos, facturas, albaranes y cosas del trabajo del abuelo y que no juegue con ellos. En el otro lado de la habitación, hay una mesa del mismo color que el armario, con tres cajones a cada lado que siempre están cerrados, sobre ella, reposan unas carpetas y un bote con lápices y bolígrafos, una grapadora, una maquinita que no sé como se llama, pero que hace agujeros a las hojas de papel y un abre cartas. Entre la mesa y la pared hay un sillón, es donde se sienta mi abuelo y al otro extremo de la mesa justo enfrente del sillón, hay dos sillas, en ellas se sientan las personas que lo visitan; mi madre dice que son sus clientes. En el suelo al lado del sillón, hay una papelera verde. Mi juego favorito es con los trozos de papel que echa mi abuelo a la papelera, son iguales, pero rotos, que los de dentro del armario, también hay pedazos de papel calco. En una de las otras paredes, y de punta a punta, hay unas estanterías llenas de libros, me gusta ver tantos libros juntos en un mismo sitio. Hay una única ventana, con la persiana siempre levantada y los cristales muy limpios, para mí, que tengo aún poca estatura, es la más grande que he visto, incluso mayor que la del colegio. Las baldosas del suelo son de color amarillo, igual que las del resto de la casa.




A mi abuelo no le gusta nada que juguemos dentro del despacho; mi madre siempre dice que se enfada bastante si nos ve jugando dentro, pero a mí, me deja pasar mucho tiempo allí con él, y, me da los papelillos redondos y de colores que saca de su máquina de hacer agujeros, esto me hace muy feliz, ya que me recuerdan al confeti de las fiestas. .



Fdo.- Angora








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